Saturday, October 22, 2005

Amores Brujos

Este es el primer cuento totalmente ficticio que nunca haya escrito. Me quise imponer la disciplina de escribir un cuento cuento, y se me ocurrió que tenía que ser una historia de amor que fuera mas allá de un amor apasionado. Debía ser un amor absorbente y obsesivo que cruzara las fronteras del tiempo y del espacio. Para rematar me dí a la tarea de inventarme un amor si no imposible, al menos muy difícil de alcanzar.

¿Qué cosa podía hacer que dos personajes de edades y condiciones similares, que se conocen bien tuvieran un amor imposible? No se trataba sólo del estado civil de cada quien, sino de un escollo aún mas difícil de superar: la ambición.

Estábamos cercanos a la época de Halloween y se me ocurrió hacer que tales personajes fueran brujos. Quería que uno de los personajes tuviera el poder de embrujar al otro. Me hice primero a la idea de que era Anabela la bruja. De hecho, uno se imagina a menudo que las brujerías son netamente femeninas. Sin embargo, se me ocurrió que esa debía ser la trampa en la que haría caer al lector. Se me ocurrió montar una trama en la que el lector creyera que el embrujo vendría de Anabela, cuando, en realidad, venía de Rolando.

Rolando es en el fondo el personaje principal del cuento. Es Rolando quien siempre estuvo enamorado de Anabela pero que por la distracción de ella y la ambición de el la deja irse. Es Rolando quien hace de primero el hechizo que luego induce a Anabela a hacer un hechizo a su vez. Y, finalmente, para que el hechizo funcione, Rolando tiene que ser brujo, tanto como Anabela. De allí el título del cuento.